¿Merece la pena ser un empleado bien pagado? Hagamos un repaso
La desventaja de los empleados bien pagados es que, si bien tienen mucho margen de maniobra para tomar decisiones, eventualmente y siempre, tienen que responder ante otra persona.
Uno de los sueños de la mayoría de los emprendedores es construir una empresa con un alto valor en el mercado. El motivo de esto es simple, cuando se vende una compañía de alto crecimiento, la vida de sus creadores cambia financieramente para el resto de su vida.
Este fue el caso de Kevin Systrom y Mike Krieger, fundadores de Instagram, la popular aplicación para compartir fotos y que es utilizada por casi todos.
En el año 2012, Facebook compró Instagram por nada menos que la suma de $ 1 billón de dólares. En ese momento, la aplicación móvil tenía 30 millones de usuarios, sin ingresos y trece empleados. Hoy en día, la aplicación tiene alrededor de mil millones de usuarios mensuales y, según un artículo publicado en "The Guardian", aportará alrededor de $ 6 mil millones en ingresos publicitarios este año y con proyecciones de $ 20 mil millones para el 2020, lo que viene siendo aproximadamente una cuarta parte de los ingresos totales de Facebook.
La semana pasada los fundadores de Instagram anunciaron que abandonaban Facebook, donde trabajaban desde que Mark Zuckerberg compró su compañía hace seis años, para "explorar nuestra curiosidad y creatividad nuevamente". Esto habría supuesto un shock para muchas personas, pero la realidad es otra.
La difícil situación del empleado bien pagado
El lado positivo de la adquisición para los fundadores es la inmensa cantidad de dinero que pueden ganar. El inconveniente es que pierden el control y se convierten en empleados bien pagados en lugar de empresarios.
La desventaja de los empleados bien pagados es que, si bien tienen mucho margen de maniobra para tomar decisiones, eventualmente y siempre, tienen que responder ante otra persona.
Ejemplo de esto, tenemos a los fundadores de Instagram y Jan Koum, fundador de WhatsApp, la aplicación de mensajería comprada por Facebook en 2014 por un precio final de 21.800 millones de dólares (17.260 millones de euros).
Ambos grupos de fundadores tenían altos ideales para sus productos, que incluían no aprovechar los datos de los usuarios, y pensaron que podrían mantener a raya el insaciable hambre de Facebook incluso después de vender. Pero la realidad es que no pudieron.
Tal y como informa "The Guardian":
Esas palabras son duras pero verdaderas. No importa cuánto ganes, si no eres el propietario de tu empresa, solo eres un empleado bien pagado que no tiene el control y su trabajo nunca es seguro.
Espíritu emprendedor en el trabajo.
Si bien Koum, Systrom y Krieger tuvieron un rudo despertar en cuanto a la cantidad de control que tendrían sobre las compañías que una vez fueron suyas, es digno de elogio que eventualmente se hayan retirado cuando hubo un conflicto de valores.
Lo más probable es que vieron este conflicto hace mucho tiempo, pero esperaban poder hacer un cambio positivo desde dentro. Esta es una creencia muy frecuente de los empleados bien remunerados y de alta posición, pero a menudo se dan cuenta de que no tienen el poder de realizar lo que pensaban hacer.
Entonces, cuando alguien como Koum dice: “Me tomo un tiempo para hacer cosas que disfruto más allá de la tecnología, como coleccionar Porsches raros enfriados por aire, trabajar en mis autos y jugar al mejor frisbee. Y todavía estaré animando a WhatsApp - solo desde afuera", y gente como System y Kriger dicen: "Estamos planeando tomar un tiempo libre para explorar nuestra curiosidad y creatividad nuevamente. Construir cosas nuevas requiere que retrocedamos, entendamos lo que nos inspira y relacionemos eso con lo que el mundo necesita; eso es lo que planeamos hacer", lo que realmente quieren decir es: "estamos cansados de que nos digan qué hacer".
¿Abandonar el trabajo?
No se sabe qué harán estos fundadores exitosos en el futuro, pero se podría apostar que lo pensarán dos veces antes de convertirse nuevamente en empleados bien pagados, sin importar cuán tentadora sea la oferta.
Pero sus historias deben ser inspiradoras para cualquier persona, sin importar qué tan arriba esté en la escala corporativa. En todo caso, debe detenerse y preguntarse: “Cada día, cuando voy al trabajo, estoy contribuyendo a lo que quiero contribuir y viviendo de acuerdo con los valores que quiero vivir... o simplemente soy un empleado con la ilusión de independencia, quién tiene que hacer lo que le dicen o simplemente irse a la calle”.
La siguiente pregunta que debe hacerse es: ¿Qué voy a hacer al respecto?
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